—Entre risas, Amon recogió su espada haciéndola desaparecer, mientras retrocedía del demonio desnudo arrodillado frente a Salomón. Amon cerró los ojos, de nuevo, al volver a sus funciones de mayordomo, recogiendo la mesa y el desorden al lado de ella.
El demonio desnudo levantó la cabeza, sus ojos azul océano se fijaron en la figura de Astaroth. Una sonrisa se dibujó en su rostro.
—Kakaka. Gracias, amable mortal, por ser tan merc
*Pah!*
Astaroth miró al demonio, con la mano extendida a su lado, mientras una marca roja de mano aparecía en la cara de este último, al haber sido abofeteado de reverso.
—Eso es por intentar atraparme en una ilusión. Además, tu risa es molesta, así que cállate, ¿quieres?
Otra explosión de risa salió de los pulmones de Salomón.
—¡BOAHAHAHA! ¡Acabas de tratar a un duque del infierno como a una prostituta barata! ¡Boahahaha! ¡Me caes bien, muchacho!
—Señor, por favor deje de reír tan alto —pidió Amon, desde un lado.