Repetiendo su movimiento anterior, Astaroth invocó más maná para que se concentrara alrededor de su puño cerrado. Al contacto con la pared, la superficie luminosa volvió a ondularse, esta vez de manera más notable.
Para verificar si la fuerza de su ataque variaba los resultados, Astaroth simplemente apoyó su mano en la pared, antes de infundirla con maná. Esta vez, el resultado fue diferente.
En lugar de ondularse, la pared esta vez parecía doblarse hacia adentro casi como si estuviera hecha de una tela tensa en lugar de piedra.
Poniendo ambas manos en la parte luminosa de la pared, Astaroth empujó más fuerte, infundiendo más y más maná en sus manos, ya que la pared se doblaba más hacia adentro con cada onza de maná extra.
En un momento dado, estaba hasta la mitad dentro de la pared, con la superficie todavía resistiéndose a él. Frustrado porque sus esfuerzos no estaban dando más resultados, Astaroth apretó los dientes.
—¡Bien! ¿Quieres jugar al difícil? ¡Entonces prueba esto!