—Lejos de aquel campo de batalla, en un continente diferente, en un foso que descendía varios cientos de metros en la tierra, había aparecido una pequeña grieta.
Este foso estaba plagado de cuerpos, algunos descompuestos hasta el hueso, otros parcialmente convertidos en polvo y cenizas. Este foso fue alguna vez un campo de batalla en sí mismo, en una lucha entre fuerzas mucho más grandes y fuertes que los anormales que peleaban en los bosques élficos.
La tierra circundante estaba tan desolada como la vista de miles de esqueletos fosilizados. La grieta que había aparecido en el fondo de este foso estaba filtrando miasma rojo, y leves lamentos se podían escuchar más allá de ella.
Pero no había nadie cerca para escuchar estos sonidos o ver formarse la ruptura. El miasma rojo que escapaba de la grieta pronto alcanzó a los primeros esqueletos cercanos.