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—¡Eh! Estoy ayudando. ¿Qué pasa esta vez?
—Usa tu cabeza un segundo. ¿Qué otros anormales están en camino aquí?
—¿A qué te refieres? Solo está el enemigo y tú–oh. Ohhhh… ¿Ups?
León se encogió de hombros, dándose cuenta de su error. Pero no parecía arrepentido ni un poco.
Astaroth pateó el suelo junto a él, antes de abrir su chat de la hermandad.
—Todos los luchadores en la zona de trampas del muro interior deben retirarse. Repito. Retirada ahora.
Su mensaje confundió a muchos de los jugadores al principio, pero cuando oyeron el súbito aullido de los monstruos acercándose más y más, combinado con gritos de dolor y terror provenientes de fuera de los muros, obedecieron.
Atenea, aún situada en el punto más alto del árbol, vio a varios monstruos saliendo del bosque en todas direcciones. Escaneándolos, notó todas sus categorías y tragó saliva.
Informó con urgencia a Astaroth y Fénix.