Después de rugir, el cuerpo ahora más grande de León cayó a cuatro patas. Se lanzó hacia adelante, apuntando al mismo objetivo de antes.
Pero Fénix estaba preparada esta vez. Recibió al cometa bestial entrante con un chorro de llamas azules.
El Éter alimentaba el poder detrás de eso, y Fénix estaba concentrando mucho en ese ataque. No intentaba matarlo, sino bloquear su camino.
Su táctica funcionó, ya que León de repente tuvo que luchar contra un intenso calor en su carrera. Las llamas estaban chamuscando su carne y quemando su pelaje, pero la fuerza también estaba deteniendo su avance.
Astaroth aprovechó ese momento de inmovilidad para atacar unas cuantas veces más, esta vez desde lejos, con su arco. Atenea había estado disparando flechas una tras otra a León desde el principio, pero todo parecía en vano.