Unas horas después de ese incidente, Alex comenzó a despertarse de su sueño. Se estiró un poco y abrazó la forma rechoncha a su lado.
Luego su cerebro se congeló.
—Espera. La almohada está bajo mi cabeza... ¿Qué estoy abrazando? —abrió los ojos y vio la parte superior de una cabeza pelirroja. Su garganta se secó cuando se dio cuenta de la situación.
Su cuerpo ya estaba reaccionando instintivamente a la presencia femenina a su lado y maldijo en silencio. Intentó deslizarse hacia el otro lado de la cama, tratando de no despertarla.
—Mm... Cinco minutos más... —murmuró la mujer a su lado, enroscando sus brazos alrededor de su cintura.
Alexander maldijo entre dientes. No quería despertar a la mujer, pero la situación se estaba volviendo cada vez más incómoda para él.
Una cierta parte de su cuerpo se estaba despertando cada vez más y no deseaba nada más que dejar su abrazo antes de que algo impropio sucediera.