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A medida que todas las peleas de la segunda ronda terminaban, Astaroth era una vez más teletransportado a otra plataforma. Esta vez, frente a él, se encontraba un hombre alto con apariencia de zombi.
Lo particular de él era que su cabeza estaba ausente de sus hombros. El zombi la sostenía bajo sus brazos, casi como cargando un balón de fútbol.
Vestía una armadura completa y tenía una enorme espada colgada en su espalda. Aunque parecía poderoso para cualquier persona normal, Astaroth sabía que este era un combatiente de tercer nivel.
A partir de su equipo solamente, Astaroth podría adivinar que este hombre pertenecía al segmento de clases de los "bruisers". No era completamente un tanque, pero tampoco era un DPS puro.
Los "bruisers" eran típicamente oponentes duros de vencer, ya que tenían las defensas para resistir la mayoría de las ofensivas, y el daño para derribar objetivos vulnerables.