—¿Qué es eso? —preguntó Elara, dando un paso atrás nerviosa mientras el objeto negro se transformaba en un ojo.
La presencia que sentían emanando del ojo no era tan poderosa como la que percibían que emanaba de la puerta, y no percibían ninguna amenaza inmediata. No obstante, el hecho de que se pareciera tanto al Observador era suficiente para poner nerviosos a todos.
—Papá, ¿por qué lo trajiste a este mundo? —preguntó Zephyr nerviosamente, listo para desatar sus habilidades si era necesario.
Samuen había estado trabajando arduamente para eliminar cualquier rastro de la creación de Raydon del mundo caído, porque temía que el Observador también trajera su destrucción a esta dimensión. Por otro lado, era incomprensible que hubiera traído algo que se parecía al Observador a su mundo.
—Cálmense. No creo que sea el Observador en sí —Samuen hizo un esfuerzo por tranquilizar a todos, pero estaba claro que él era el que más ansioso estaba.
Luego se volvió hacia Raydon y le preguntó: