Aunque podía cambiar su habilidad innata en el futuro si encontraba una mejor, hacerlo resultaría en la pérdida permanente de la habilidad reemplazada y su objeto correspondiente.
Teniendo en cuenta que Raydon ya había perdido la mayoría de sus objetos, no estaba dispuesto a arriesgarse a perder otro objeto, especialmente uno de grado azul.
Raydon recitó el nombre de la habilidad mientras se levantaba y sostenía la daga en su mano.
—Paso de Sombra.
En un instante, todos los colores del mundo desaparecieron, y se convirtió en varios tonos de blanco y negro en su lugar.
—¿Habré entrado en otra dimensión? —se preguntó brevemente Raydon, notando el cambio repentino, y dio un paso hacia la puerta de su habitación.
—¡Vaya! —Así como así, se encontró en el umbral de su puerta, de vuelta en el mundo vibrante y colorido.
—Esta habilidad es increíble, pero necesitaré un poco de práctica para usarla al máximo —exclamó Raydon con éxtasis.