—Así que, tú eres Jack.
Cuando escuchó sus palabras, Jack esbozó una sonrisa mientras respondía. —Ese soy yo, tía.
—No te ves distinto a como te vi en el video —Anita continuó con una sonrisa en su rostro—. Y aunque trataba de ocultarlo bien, Jack ya podía percibir que ella se sentía triste.
Eso no le sorprendió porque sabía que su apariencia le recordaba a su hermana. Habiendo estado separados por más de dos décadas, era normal que ella se sintiera triste después de saber el hecho de que su hermana ya había fallecido.
En cuanto a Anita, ella ignoró completamente la mirada que estaba recibiendo de su esposo. En cuanto a la chica que había venido a causar problemas, nunca lo había tomado en serio en absoluto.
Según ella, el chico solo iba a balbucear a su alrededor antes de finalmente irse con las manos vacías. Nunca pensó que la persona realmente iba a tomar lo que ella tenía en posesión.