—Ustedes pueden atacar. Dejen la defensa en mis manos —En el momento en que Jack asumió la posición de defender, el equipo contrario no tuvo más opción que moverse por la cancha con el balón, pero ninguno se atrevía a acercarse al aro de los Gallos. Temían que, si lo hacían, terminarían avergonzados y, como resultado, perderían su confianza en el baloncesto.
Como resultado, los Gallos que estaban jugando a pleno pulmón dominaron completamente a sus adversarios. Ya que todo lo que el equipo contrario podía hacer era pasarse el balón entre ellos y hacer algunos regates, continuaron perdiendo el balón mientras sufrían los ataques dominantes de los Gallos.
Ahora, los Gallos ya no se preocupaban por la defensa. En el momento en que conseguían el balón, todos se apresuraban para anotar. Esto hacía que sus oponentes sudaran aún más.
