Cuando Abadón y sus fuerzas atravesaron la grieta de Nyx hacia el inframundo, esperaba ver algo grandioso.
O realmente cualquier cosa.
Pero no había nada.
Oscuridad completa y absoluta hasta donde alcanzaba la vista.
—Interesante…
Él levantó un dedo y produjo un pequeño destello de llama roja oscura que se produjo sobre su garra.
La oscuridad comenzó a intentar activamente bloquear la luz para devolver este lugar a la negrura completa una vez más.
Finalmente, Abadón tuvo una idea un poco mejor de dónde estaba.
—Este es tu lugar de poder…
—Guapo y astuto. ¿Quién lo hubiera pensado?
Abadón y los demás podían escuchar la voz de Nyx a su alrededor.
Una cabeza gigante apareció frente a él. Poseía piel y cabello que parecían tejidos de la noche y las estrellas mismas; casi igual que el estado de ira divina de Abadón.