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—Ha pasado... tanto tiempo desde que me sentí así... tan mortal.
La voz de Abadón era vacía y hueca, lo que hacía parecer como si estuviera hablando desde algún lugar distante en lugar de justo frente a ellos.
Era perturbadoramente inquietante.
Odín en particular todavía intentaba comprender el hecho de que Abadón había entrado a Asgard por su propia voluntad.
Lo que tenía aún menos sentido era el hecho de que parecía tener la intención de luchar aquí.
—Te consideraba un ser más inteligente... Seguramente debes entender cuán desfavorables son estas probabilidades...
Abadón tomó su cola y destrozó la entrada en pedazos; cerrando el camino a su hogar.
—2... —dijo de manera ominosa—. Y 378.66 cuatrillones.
—No... ¿comprendo la significancia de esos números?
—La cantidad de veces que he sido asesinado, y la cantidad en que he sido borrado de la existencia...
Abadón clavó su lanza en el suelo en un gesto desafiante.