Exedra miró hacia abajo a la mujer sonriente bajo él que odiaba sus entrañas un momento antes.
Ahora lo miraba con una idolatración tan depravada que le hacía dar vueltas la cabeza.
¿Seguía siendo la misma persona?
—Mi amor~ —Lentamente el ángel caído se puso de rodillas y lo miró con esos ojos morados llenos de depravación.
—¿Vas a matarme? —preguntó de forma sensual.
—¿Y si es así? —fue su respuesta cortante.
—Tú eres quien me dio nueva vida, por lo que es justo que tú la quites si así lo deseas.
—Lo único que te pido es... —sin previo aviso Malenia se deslizó fuera de su vestido y expuso su cuerpo seductor ante él.
—¡Deseo que me abraces mientras tomas mi vida! ¡Quiero que lo último que sienta en esta vida sea tu hombría dentro de mí! —mientras hablaba su respiración se hacía más y más pesada hasta que parecía estar hiperventilando.
¿Acaso no era esa la muerte más perfecta imaginable?!