Eris se encontraba mirando por la ventana en la habitación de Asmodeo con una expresión desolada en su hermoso rostro.
Desde que Exedra había partido, ella realmente no había sido la misma y apenas comía.
—¿Todavía es impactante? —La elfa oscura estaba tan sumida en sus pensamientos que ni siquiera escuchó entrar a Lusamine.
—¿O hay algo completamente distinto en tu mente? —bromeó.
Eris rodó los ojos y volvió a mirar distraídamente por la ventana.
Lusamine lo dijo en tono de broma, pero en realidad estaba intentando sondear a Eris.
—Me pregunto cuánto tiempo estará fuera —la súcubo se desplazó junto a Lusamine y se unió a ella en la contemplación por la ventana.
—¿De quién estás hablando?
—No te hagas la tonta conmigo, elfa —regañó Lusamine—. ¿Crees que estará fuera mucho tiempo?
Eris estaba en conflicto internamente.