—Mi Reina... Si los matamos con una emboscada, seremos declarados cobardes —el general habló mientras miraba a la Reina.
—Mejor que ser violadas y muertas. Él es el único que puede ayudarnos a ganar esta guerra —la Reina habló con una expresión seria mientras salía de la habitación.
—Byeee~ —Anon habló con una sonrisa mientras saludaba con la mano a la Reina y al general.
—Eh... Perdón —la Witchcreta habló desde atrás.
—¿Qué? —preguntó Anon con una expresión confundida al girarse.
—H-Hola, Señor...
—Oh, Luv... ¿Quieres algo? —preguntó Anon con una sonrisa mientras miraba sus enormes pechos.
—P-Por favor, tómame como tu discípula... —la Witchcreta habló mientras inmediatamente se arrodillaba y bajaba la cabeza ante Anon.
—No —Anon habló con una sonrisa mientras inmediatamente comenzaba a caminar hacia la armería del castillo.
—P-Pero, Señor... Por favor, espere —la Witchcreta habló mientras comenzaba a correr detrás de Anon.