El siguiente día...
Anon está sentado en el tejado de su casa mirando el sol naciente mientras sorbe su café en silencio.
Mike está de pie junto a Anon con una expresión seria en su rostro.
—Mike, ¿por qué no te quemas bajo el sol? —preguntó Anon mientras miraba el sol.
—¿Perdón, Maestro? —Mike preguntó con una expresión confusa.
—Es algo que escuché hace mucho tiempo, no sé si era un mito o no... Pero, escuché que ustedes se queman bajo la luz del sol y ¿que una estaca de madera atravesando vuestro corazón os puede matar? —Anon preguntó con una sonrisa.
—Maestro, tiene razón sobre la cosa de la estaca de madera. Pero, lo de la luz del sol es solo un bulo. Quiero decir, ¿cómo puede un vampiro quemarse bajo la luz del sol? —Mike preguntó con una sonrisa.
—Jaja... Supongo que es un mito entonces —Anon respondió con una sonrisa.
—Sí, Maestro —Mike habló.
—Mike... es hora —Anon habló mientras se levantaba de la silla y miraba a Mike.