Anon está parado en medio de 30 cadáveres con sus manos aún en los bolsillos y una sonrisa en el rostro.
El general mira a Anon con una expresión seria ya que no sabe qué hacer.
¿Debería llamar a refuerzos o debería huir e informar al rey sobre la presencia de Anon?
—¿Quién es este hombre?
—Mató a todos los guardias reales sin siquiera usar sus manos.
—¿Qué diablos está cantando?
—No lo sé... Es como si estuviera contando una historia de algún tipo llamado "Rasputín".
—¿Quién es ese?
Todos comenzaron a murmurar sobre Anon mientras lo miraban con expresiones serias.
—Callaos todos... Mirad, se está acercando al general. ¿Va a matarlo también?
...
—Haa... Solo tú quedas, ¿eh? —preguntó Anon mientras se acercaba lentamente hacia él.
El general sabía que su muerte se acercaba hacia él, pero no iba a caer sin dar pelea.
Inmediatamente sacó una pequeña barra metálica de su bolsillo y suministró maná a la barra.