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—Eres una vergüenza para la humanidad... Un puto demonio. No, eres incluso más bajo que un puto demonio, eres un gusano —Dras habló con un tono muy odioso.
—Cariño, no hables así a nuestro maestro o te castigaré —Serina habló desde la cocina.
—Heh... —Anon se rió apenas escuchó esto.
—¿Qué-qué le has hecho a mi madre? ¿Por qué habla así? ¿Me respondes? —Dras preguntó en voz alta.
—Oye, baja la voz... Me duelen los oídos —Anon habló mientras se frotaba la oreja con su dedo meñique.
—Te mataré, solo libérame —Dras habló con una expresión enojada.
—Pero, no te he atado. Ve donde quieras... No me importa —Anon respondió con una sonrisa.
—¿Te estás burlando de mí, hijo de puta? ¿Crees que esto es gracioso? ¿Por qué no peleas como un hombre de verdad, eh?
Oh, lo siento... Olvidé que no eres un puto hombre de verdad —Dras habló mientras intentaba hacer enojar a Anon y salir de su habilidad.