—¿A qué estás accediendo? —preguntó Serina con expresión seria mientras miraba a Loid.
—Yo- yo... —antes de que Loid pudiera terminar su frase, Anon lo interrumpió.
—El Sr. Loid y el Sr. Dras acaban de venderte a mí por la noche a cambio de estas cajas de vino. Una para cada uno... —habló Anon con una sonrisa malévola mientras miraba a Serina.
—¿Qué tontería? ¿Este humano está diciendo la verdad, Loid? —preguntó Serina con expresión seria.
—S-Serina... No pude resistir el impulso. Quiero beber y solo es por una noche después de todo. Por favor hazlo por mí... Serina. —habló Loid con expresión asustada y preocupada, mientras agarraba la caja de vino y se dirigía a su habitación.
—Tú... ¿Cómo puedes vender a tu propia esposa e hija a un humano? ¿Acaso parecemos putas para ti? —preguntó Serina con expresión seria.