—Vaya... ¿Estás seguro de esto? Quiero decir... puedo pagarte por este vino, si quieres —preguntó Loid con voz tartamudeante mientras miraba la botella de vino y se le hacía agua la boca.
—No te preocupes... Tómalo. Es un regalo por dejarme quedarme aquí esta noche —respondió Anon con una sonrisa.
—Jajaja... Bueno, si tú lo dices. Lo tomaré —habló Loid mientras recogía inmediatamente la botella del suelo, la abría y comenzaba a beber.
«Hay una droga en ese vino, que Sephie hizo para mí. La llamo 'Adictor'. Esta droga aturde tus sentidos de juicio y te hace adicto poco a poco.
La mente de un enano es aguda, puede beber galones de vino y aún caminar derecho como si nada hubiera pasado. Pero, esta droga superará la agudeza de su mente y lo convertirá en un animal.
Eso sería divertido de ver...», pensó Anon mientras una sonrisa malévola aparecía en su rostro.
—Entonces, ¿cuál es tu negocio de todas formas, Sr. Jack? —la voz de Dras llegó desde atrás.