Anon durmió como un bebé tras liberar su estrés acumulado. —Maestro, hemos encontrado algo —reportó una voz en la cabeza de Anon.
Los ojos de Anon se abrieron de golpe. —Ya voy —dijo.
Aún era mitad de la noche. Anon se vistió rápidamente y se dirigió directo al laboratorio de Sephie en el sótano.
Cuando llegó, encontró al No. 300 y a Sephie conversando. —¿Qué han descubierto? —preguntó Anon.
—Maestro, las abejas mágicas que nos diste para vigilar el Bosque de las Pesadillas... encontraron algo —Sephie se hizo a un lado para revelar una gran base metálica semicircular con una sola huella de mano sobre ella.
—¿Qué es eso? —preguntó Anon.
—Maestro, cuando me diste las abejas mágicas, pensé que era imposible mirarlas a todas a la vez, así que hice esto —dijo Sephie.
—La pregunta sigue siendo: ¿qué es?