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—Hola, chico. ¿Acabas de hablar con tu alma? —preguntó Anon.
—¿Cómo lo sabes? —preguntó Anon.
—Porque así fue como yo hablé con mi propia alma —respondió Damon con una sonrisa.
—¿Quieres decir que alguien se sentó sobre tu cuerpo con todo el peso del mundo y luego conociste a tu alma? —Anon preguntó con cara seria.
—Sí... Eso es correcto. Entonces, ¿cómo es tu alma? ¿Feliz? ¿Llena de pensamientos oscuros? ¿Pervertida o algo malvado? —preguntó Damon.
—Es neutra... —Anon respondió con tono bajo, avergonzado de decirle que su alma es solo una perra asustada.
—¿Neutral? ¿En serio? ¿Incluso después de ser tan oscura? —Damon preguntó con una expresión confundida.
—Sí... Olvídalo, concentrémonos de nuevo en el entrenamiento —dijo Anon mientras se levantaba del suelo.
—No, no... El entrenamiento ha terminado por hoy. Continuaremos mañana... Ahora, aquí está la información que querías —dijo Damon mientras le pasaba un papelito a Anon.