—Eeekk… —la hija de Nerzis dejó escapar una voz chillona, en cuanto vio el enorme pene de Anon.
—¿Por qué gritas? Hazme una paja cubana con tus tetas blandas —ordenó Anon.
—Yo-Yo… —Ella intentó decir algo pero Anon no estaba de humor para escuchar. Inmediatamente se levantó de su silla y comenzó a caminar hacia ella.
Anon se inclinó frente a ella y preguntó:
—¿Cómo te llamas?
—Yo-Ivor —respondió ella con voz asustada.
—Ivor, ¿eh…? Entonces, Ivor… Déjame preguntarte algo. ¿Qué crees que pasará si me apareo contigo a la fuerza aquí mismo? ¿Tu padre te salvará? —preguntó Anon con una sonrisa.
—Yo-No sé… —Ivor respondió con una expresión asustada mientras miraba a su padre, pero Nerzis inmediatamente se giró avergonzado.