De pronto, Veneca no sintió nada. Todos los sonidos a su alrededor, el aire tocando su piel, su vista y el sabor de su saliva en su boca, todo había desaparecido.
Anon se giró rápidamente y agarró la empuñadura de la espada de Veneca mientras la manipulaba con sus manos y le atravesaba la garganta con ella.
Cuando Veneca salió de la habilidad, ya estaba muerta, tendida en el suelo.
Todo sucedió tan rápido que nadie entendió nada.
Incluso el líder de la familia estaba sorprendido, pero quien más sorprendido terminó siendo al final fue Vincent.
—¿Qué-? ¿Pero cómo? Veneca fue derrotada por alguien como él, no puedo creerlo. Él debe haber hecho trampa de alguna forma, sí, así ganó, lo garantizo —Vincent se levantó de su silla y comenzó a gritar.
—¿Por qué no luchas tú mismo entonces? —dijo Anon mientras crujía sus nudillos.
—Jaja.
—Jeje... Es fuerte.
—Oh... literalmente lo desafió.
Todos empezaron a hablar de él en el suelo.