—Graaaawwwww... —gritó fuerte el Esbirro Oscuro al sentir un dolor inmenso.
—¿Sientes ese dulce dolor? —preguntó Anon con una sonrisa.
—Graaaawwwww... —gritó de nuevo el Esbirro Oscuro.
—Bien... Bien, siéntelo... Siente el dolor, y ahora llévame a tu amo —ordenó Anon.
—Graaaawwww- tch —de repente, el esbirro convirtió su otra mano en una gran lanza y se la clavó en el propio cráneo, matándose al instante.
—Hmmm... ¿Estas cosas saben cómo suicidarse, eh? —preguntó Anon con una expresión confundida.
—¿Está bien, señor? —preguntó Sif mientras nadaba hacia Anon.
—Sí, estoy bien, y— Antes de que Anon pudiera terminar su frase, sus ojos se posaron sobre Mari.
Mari tenía el cuerpo de una MILF, grandes pechos, un enorme trasero, una cintura delgada, y la cara bonita de una mujer madura.
—Hola, cielo. ¿Cómo te llamas? —preguntó Anon con una sonrisa mientras nadaba inmediatamente hacia Mari y tomaba su mano.