La Abuela está nadando sobre el barco con una expresión muy tensa en su rostro y una pequeña perla en sus manos.
—No, no, no... No puede ser posible. ¿Cómo se rompió la maldición sin ella? ¿Y por qué Sera no está respondiendo al llamado de mi perla? —La Abuela habló con una expresión tensa.
La Abuela intentó contactar con el barco nº 13, pero todos sus intentos fueron en vano ya que no había respuesta del otro lado.
—¿Qué demonios está haciendo Sera en ese maldito barco? —La Abuela gritó con ira al romper la perla.
—Abuela, no me siento bien... Es como si hubiera un fuego ardiendo dentro de mi pecho... ¿Puedes hacer algo al respecto? —Lorelei preguntó con una expresión irritada.
—Esto es temporal, Lorelei. Pero, el poder de ese demonio ha sido liberado permanentemente de nuestra maldición y tenemos que hacer algo al respecto. Lo primero que hará después de ser liberado será matarme a mí y luego a ti. No podemos esperar a mañana... Tenemos que irnos ahora. —La Abuela habló.