—¿Me cambiaste por ese humano? Soy tu Reina, Diana. ¿Cómo puedes hacerme esto? —preguntó Neridia mientras gritaba muy fuerte.
—M-Mi Reina, C-Cuando el señor Anon me pidió algo a cambio de su ayuda, R-Recordé tu conversación con la Reina Lorelei y cómo estabas dispuesta a sacrificarte por nuestro reino. Por eso dije que te entregaríamos a ti como nuestra Reina si nos salvas de Égida —Diana se explicó.
—Su Aura es demoníaca, justo como las sirenas... Lo he sentido. Él no es un buen hombre, Diana. Tienes que cancelar tu trato. No voy a entregarme a un hombre tan malvado y grosero. ¿Viste cómo me besó delante de toda esa gente? No tiene vergüenza y no me gusta —habló Neridia.
«Si solo pudiera ofrecerle mi cuerpo a cambio de que nos salve... Oh, dios mío... Ni siquiera puedo imaginarlo jugando con mi cuerpo... Jejejeje...» Diana pensó mientras empezaba a excitarse de nuevo.