Dentro de la Corte Real de Neridia...
Un monstruo gigantesco, de unos 9 pies de altura, está sentado sobre el trono de Neridia.
Ojos negros como el carbón, un cuerpo rojo oscuro, humanoide pero sin cabello en la cabeza, y de complexión musculosa. Sus uñas son muy largas y sucias.
Este monstruo no es otro que el propio Égida.
Su pierna izquierda descansa sobre la cabeza de Azura, y la pierna derecha sobre la cabeza de Drakon. El cuerpo de Tidalia yace frente a él, y sus secuaces oscuros la están devorando.
De repente, cinco secuaces oscuros entraron en la Corte Real con el cuerpo inconsciente de Seafern.
—Maestro, lo hemos traído aquí... Jejeje —habló el esbirro mientras se reía malvadamente.
—¿Cuántos de ustedes mató antes de perder el conocimiento? —preguntó Égida.
—Unos diez mil, Maestro... —respondió el esbirro.
—Entonces, él es el más fuerte de aquí... ¿huh? —preguntó Égida.
—Sí, Maestro, pero este tipo es ciego. No puede ver nada —informó el esbirro.