—Hola, profesores. ¿Todos están teniendo una buena mañana? —preguntó Anon con una sonrisa psicópata.
La habitación quedó cubierta en silencio. Nadie en la habitación se atrevió a hablar.
—Ah, ahí estás... Justo te estaba buscando. Lamento molestarlos... —Anon habló mientras comenzaba a caminar hacia Ray.
—N-No... Por favor, no... P-Profesor, sálveme... Por favor, Profesor —Ray habló mientras agarraba la pierna de la profesora con su mano izquierda y comenzaba a sacudirla.
—S-Suelta mi pierna... —La profesora habló mientras inmediatamente pateaba la mano de Ray.
—N-No...
—Ven aquí... Señor Ray. Vamos a jugar afuera —Anon habló mientras agarraba la pierna izquierda de Ray y comenzaba a arrastrar su cuerpo contra el suelo con fuerza.
—N-Nooooo.... Por favor, l-lo siento señor Anon. N-Nunca volveré a r-repetir este error, por favor déjame vivir —suplicó Ray mientras su espalda se raspaba contra el suelo áspero.
Anon lo llevó afuera a la plaza académica y soltó su pierna.