En el castillo de Derein, dentro del comedor...
Reva está dormida sobre la mesa, Adeline la observa con una sonrisa en su rostro y Remil está sentada en una esquina de la habitación, asustada.
—¿No es adorable? Es mi hija. ¿Puedes creerlo? —preguntó Adeline con una sonrisa mientras se giraba hacia Remil.
—P-Por favor, no me mate, mi señor. Por favor, no me mate... —El cuerpo de Remil está temblando y ha estado murmurando las mismas palabras durante las últimas dos horas.
—Oi, sal ya de ese estado patético. Querido no va a matarte. Si hubiera querido matarte, ya lo habría hecho. Así que, sal ya de esa estúpida ilusión de muerte —dijo Adeline mientras miraba a Remil.
—¿D-De verdad? ¿Maestro no me matará? ¿Y si no le caigo bien y decide torturarme de nuevo, como lo hizo en los terrenos académicos? —preguntó Remil mientras se arrastraba hacia Adeline.