Anon y los demás cruzaron la frontera y entraron una vez más al reino Humano.
—¿Y ahora a dónde? ¿Debería casarlos en la capilla? —preguntó Derein con una sonrisa burlona mientras miraba a Anon.
—Jaja... Muy gracioso Derein. Mira, ese tipo acaba de suicidarse por tu broma —Anon habló con una expresión irritada.
—Vale, vale... Volvamos al Castillo Real... Os daré un Trato Real —Arturo habló mientras intentaba animar el ambiente.
—Cariño, ahora que el Sr. Anon ha resuelto la situación... No dejarás el castillo en los próximos meses, ¿verdad? —Derein preguntó mientras enlazaba sus manos alrededor de las de Arturo.
—Sí, Luv —Arturo respondió.
—Oi, no copies mi estilo. Usa otras palabras... —Anon gritó desde atrás.
—Jajaj... Lo siento, Sir Anon —Arturo habló de inmediato.
—Entonces, ¿quieres hacer bebés conmigo, Cariño? —Derein susurró al oído de Arturo.