—¡Detente de inmediato, humano! —Una voz atronadora resonó a través del Corte Real.
De repente, Anon cesó su asalto a Rok, redirigiendo su atención al origen de la voz autoritaria.
Al fijarse en la fuente, Anon distinguió a un imponente dragón, cuya masiva figura dominaba la escena.
Escamas de obsidiana adornaban su cuerpo, extendiéndose de la cabeza a los pies, complementadas por dos ominosos cuernos negros, un par de alas imponentes y ojos en llamas con un amenazante resplandor amarillo.
—Hmm... ¿Quién coño eres tú? —preguntó Anon con una expresión que mostraba una total falta de interés.
—¿Tienes la osadía de cuestionar la identidad de nuestro rey en su propia corte real? La muerte es el precio que pagarás —resonó una voz amenazadora desde atrás.
Anon se giró lentamente, solo para descubrir una legión de dragones llenando el Corte Real —los Ministros Reales al frente, y una horda de dragones regulares en la parte de atrás.