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En el Reino Elfo, una gran multitud de personas se reunió detrás del Área de Anuncios del Castillo Real, y la mayoría estaban confundidos.
—¿Por qué estamos aquí? —preguntó un civil.
—No lo sé... ¿Quizás la Reina quiere aumentar los impuestos otra vez? —respondió otro civil.
—¿Qué? ¿Subida de impuestos otra vez? Ya no podemos lidiar con esto... Si los impuestos suben aunque sea un poco, no tendré suficiente para alimentar a mi familia.
—Sí, yo también. Solo venderé mi tierra y empezaré un nuevo trabajo.
—Yo también.
Todo el mundo empezó a pensar que este era un anuncio para un incremento de impuestos otra vez.
De repente, las cortinas del escenario se abrieron, y Fiona salió al escenario.
—La Reina está aquí, todos hagan reverencia —un soldado gritó muy fuerte.
—LARGA VIDA A LA REINA —Todos gritaron mientras se inclinaban ante Fiona.
—Hola, mi pueblo. Hoy, estoy aquí para confesar mis crímenes —Fiona habló mientras miraba a todos los que estaban de pie frente a ella.