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Anon y Ravenna salieron juntos de la sala de reuniones y entraron al baño.
Primero, Ravenna entró al baño y Anon la siguió detrás.
Pero tan pronto como Anon entró al baño, notó que una espada ancha y afilada estaba apuntando a su cara.
Anon levantó la vista y se dio cuenta de que al final de esa espada estaba Ravenna.
—¿Por qué me apuntas con esta espada? ¿Acaso no te gustaba cuando me guiñaste el ojo? —preguntó Anon con una expresión confundida.
—¿Qué? ¿Gustarte? Chico, eres la última persona... que me podría gustar en este mundo. Ni siquiera tienes un arma en tu cuerpo, ¿y esperas que a Ravenna Bloodreign le gustes? Eso es gracioso —dijo Ravenna con una expresión muy seria.
—Entonces, ¿por qué me llamaste aquí? —preguntó Anon con una expresión confundida.