Anón se dio cuenta de que Fe estaba actuando y que en realidad no estaba oliendo su pene, mientras él se masturbaba.
—Fe, Luv. ¿Por qué no abres bien las fosas nasales y le das una buena olida a mi pene? —preguntó Anón con una gran sonrisa malvada.
—N-No... No hagas eso... ¡Mierda! *Sniiiiiiiiifffff* —gritó Fe tratando de detenerse de oler el pene de Anón, pero su cuerpo tenía que obedecer lo que Anón ordenaba y lo hizo.
Las fosas nasales de Fe se abrieron sin su permiso y tomó una inhalación profunda.
El olor varonil de Anón entró en la nariz de Fe y su coño comenzó a humedecerse... Los anillos comenzaron a vibrar y apretar los pezones de Fe al detectar la alta excitación sexual en su cuerpo.
—N-No... No quiero olerlo... *Sniff-Sniff* —dijo Fe mientras cerraba los ojos y comenzaba a lamer lentamente los testículos de Anón.