—¿Nos vas a dejar aquí? ¿En medio de un bosque? ¿En serio? —La voz de Ella estaba teñida de sorpresa y preocupación mientras observaba a Anon y a Fe preparándose para partir en el Cuervo de tres ojos.
Anon, con su comportamiento aún calmado, la tranquilizó:
—Sí, Luv. Pero no te preocupes, enviaré a alguien a buscarte en cuanto llegue a la ciudad.
—También les diré que solo envíen a chicos de la Realeza porque tú no hablas con los Comunes, ¿de acuerdo?
—Ahora, vamos cariño... —Anon dijo mientras acariciaba afectuosamente al cuervo; inmediatamente éste batió sus alas y despegó alto en el cielo.
—Esperaremos ansiosamente tu ayuda, Sir Jule —Julia gritó en voz alta.
Con un toque de acusación y una sonrisa en su rostro, Fe interrumpió:
—Eres un idiota. ¿Lo sabías, Señor Jule?
Anon, fingiendo inocencia, preguntó:
—¿Por qué lo dices, luv? Pensé que te gustó el helado anoche.