Anón llegó frente al mismo restaurante de nuevo y comenzó a observarlo desde todos los ángulos para mirar la ventana que Helga había dejado abierta para él.
De repente se encontró con una ventana que estaba abierta. Anón inmediatamente saltó hacia la ventana y aterrizó suavemente en ella sin hacer ningún ruido.
Anón miró hacia adentro y notó que Helga caminaba por la habitación con una expresión tensa en su cara.
—¿Qué pasa, luv? Te ves tensa. ¿Algo que te esté molestando? —Anón preguntó con una sonrisa.
—Ah, Sir Jule. Has llegado. Por favor, pasa. —Helga habló mientras miraba a Anón e lo invitaba a entrar.
—Está bien, si tú lo dices. —Anón dijo mientras entraba en la casa.
—Aquí, por favor toma algo de beber. —Helga dijo mientras le pasaba un vaso de leche a Anón.
—¿Leche? Verás, soy más de vino. —Anón dijo mientras sonreía a Helga.
