Fiona estaba sentada en su habitación, revisando el discurso que entregaría en el escenario más tarde ese día. Hoy, llevaba su elegante vestido real verde, completo con su corona y maquillaje.
TeníA este aire real en torno a ella que sentía natural.
Toc-toc-toc
Un repentino golpe resonó en su puerta.
—Adelante —llamó Fiona.
Un mayordomo vestido enteramente de negro entró en la habitación, con una apariencia de unos 1500 años. Tenía una barba blanca y ojos negros, usando gafas.
—Señora, su carruaje está esperando en la puerta principal —informó el mayordomo a Fiona.
Fiona se levantó prontamente de su silla y miró al mayordomo. —¿Está listo nuestro invitado, Charlie?
—Parece que sí, señora —respondió Charlie con una sonrisa.
—Entonces vámonos —dijo Fiona mientras comenzaba a caminar hacia la puerta de salida.
—Sí, señora —respondió Charlie, haciendo una reverencia y manteniendo la puerta abierta para que pasara la reina.