En un sótano subterráneo debajo de la costa del Reino Élfico...
Dos chicas estaban atadas a sus sillas con gruesas cuerdas, luchando incansablemente por liberarse retorciéndose y forcejeando. Estas infortunadas cautivas no eran otras que Hillary y Moon. Sus bocas habían sido amordazadas con paños blancos, impidiendo cualquier comunicación entre ellas.
Frente a ellas se encontraba un hombre de aproximadamente 5'2 de altura, vestido completamente de negro, quien había estado observando a Hillary y Moon durante las últimas dos horas.
—Oi, te dije. No puedes liberarte. Estas cuerdas están hechas de un material excepcionalmente fuerte. Tus esfuerzos son en vano, así que ¿por qué no te sientas tranquilamente...? —dijo el guardia mientras miraba a las chicas.
—Mnhhhh— Moon intentó gritar, su rostro retorcido de ira, pero el paño sofocó su voz.