—¿De verdad lo hiciste, señor Jule? —preguntó Fe, con una expresión severa.
Anon sonrió pero permaneció en silencio.
—Te he preguntado algo, señor Jule. ¿Mató a su propio padre con otros dos civiles, que también eran sus vecinos? Porque todos sus vecinos han confirmado esta declaración —repitió Fe.
Anon miró hacia las casas de sus vecinos y notó sus expresiones temerosas, como si alguien los hubiera coaccionado para corroborar esta mentira.
Anon comprendió rápidamente la situación.
—No solo mató a Ian y secuestró chicas de mi colección, sino que también les amenazó para que corroboren esta falsa declaración en sus testimonios. Este bastardo lo ha planeado todo. Veamos cómo se desarrolla este juego —pensó Anon, formándose una sonrisa en su cara.
Anon volvió su atención a Fe y confesó:
—Lo hice...
—Bien, soldados, arresten a este chico y métanlo en la celda de la prisión —ordenó Fe.
—Sí, señora —Dos elfas se acercaron a Anon.