—¿A dónde vas, Princesa? La diversión está a punto de comenzar —preguntó Anon con una sonrisa psicopática.
Tan pronto como estas palabras cayeron en los oídos de Oxmaul... Sintió el miedo real. El verdadero miedo. Todos estaban a su alrededor pero nadie podía salvarlo de Anon.
—J-Jule, lo siento. Estaba equivocado. Por favor perdóname... Por favor déjame rendirme. Te daré dinero o chicas o cualquier otra cosa que quieras. Solo déjame rendirme por favor —habló Oxmaul.
—Oh, no te voy a dejar ir —susurró Anon en sus oídos.
—Déjame en paz, bastardo psicópata —gritó Oxmaul mientras invocaba una espada y apuñalaba a Anon en sus intestinos, pero a diferencia de Oxmaul, Anon no daba respuesta. Solo se quedó allí parado como un hombre y miró fijamente a Oxmaul.
Oxmaul miró esta vista y comenzó a apuñalarlo una y otra vez, pero Anon se curaba inmediatamente por el medallón troll.