—¿C-Cómo lo demostraste? —preguntó Richard con una expresión sorprendida.
—Eso es algo que tú tendrás que descubrir —dijo Anon mientras se daba la vuelta y comenzaba a caminar de regreso a su asiento.
Al girarse, la primera persona que vio fue a Elena. Su cuerpo era de tamaño medio, y su rostro era hermoso, justo como el de su madre.
Tenía un semblante frío y ojos penetrantes.
Elena también miró a Anon, y sus ojos se encontraron. Anon no perdió la oportunidad; inmediatamente le guiñó un ojo y le dedicó una pequeña sonrisa.
Después de eso, regresó a su asiento y se sentó.
—Hmm... ¿Me guiñó un ojo? —dijo Elena mientras empezaba a mirar hacia la pizarra.
—Muy bien... La clase de hoy ha terminado. Nos veremos después del festival de la caza. Que tengan unas buenas vacaciones... Adiós —dijo Richard al salir del aula.
—Ehmmm... ¿Puedo sentarme aquí...? —preguntó una chica a Anon mientras volvía al último banco.