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De repente se escuchó un golpe en la puerta...
Hillary abrió la puerta y observó que no era otro que Anon.
—Hola Jule, has vuelto muy pronto —Hillary habló con una sonrisa al retroceder para dejarlo entrar.
—Sí mamá, estoy muy cansado de las clases de hoy —Anon dijo mientras miraba a Hillary con una cara de agotamiento.
—Oh, mi querido hijo. Ven aquí, déjame darte un abrazo —Hillary dijo mientras abría sus brazos y rodeaba con sus manos el cuerpo de Anon, enterrando su rostro en sus grandes pechos.
—Gracias mamá —Anon habló mientras disfrutaba ser enterrado en sus pechos.
—Entonces... ¿Hablaste con esa chica, hoy? —preguntó Hillary.
—No, Mamá. No hablé con ella.
«Sí, si recuerdo bien. Simplemente follamos como conejos en el carruaje y no hablamos mucho» —Anon pensó mientras miraba el escote de Hillary.
—Está bien, ve a cambiarte. Descansa un poco antes de la cena —Hillary dijo mientras se dirigía a la cocina.