—Mi charla íntima tuvo un buen efecto en el aumento de su corrupción mental. Ahora, estoy a medio camino.
—Deberías buscar a otras chicas, como algunas chicas buenas. Tienes que dejarla porque es una puta y una zorra. Una vez que encuentres una chica buena, ustedes podrán tener todo el sexo que quieran —dijo Hillary mientras agarraba las manos de Anon y lo miraba a los ojos.
—¿Por qué siquiera necesitas una chica? ¿Acaso no soy suficiente para ti? Yo soy tu madre... Tengo más experiencia en el sexo que esas pequeñas zorras... He tenido sexo dos veces en mi vida pero sé cómo complacer a un hombre.
—No, soy su madre. ¿En qué estoy pensando? No debería tener estos pensamientos en absoluto —pensó Hillary en su cerebro.
—Ok, mamá. Intentaré encontrar otra funda para mi polla —dijo Anon mientras iba a su habitación.
—Sí, eso es lo que... no, Jule cariño tienes que respetar a una mujer. No puedes tratar a una mujer como un equipo —explicó Hillary desde el exterior de la puerta.
