La anciana se sorprendió de inmediato al escuchar las palabras de Anon.
—Hmmm...? Tú eres el chico Jule, ¿verdad? —preguntó Ruby.
—Sí, soy yo —dijo Anon mientras asentía con la cabeza.
—¿Estás seguro de que quieres esta vara y no estos alimentos? —preguntó ella.
—Sí, por eso te pedí la vara —habló Anon.
—Está bien, aquí tienes. Eso serán 3 monedas de cobre. Úsala adecuadamente. Es muy pesada —dijo la señora mientras levantaba la vara metálica con ambas manos y la colocaba sobre el mostrador.
Anon dejó inmediatamente 5 monedas de cobre en el mostrador y levantó la vara metálica con una sola de sus manos.
—Quédate con el cambio —dijo Anon mientras se iba después de eso.
—¿Qué le habrá pasado? —se preguntó la anciana mientras veía a Anon marcharse.
—Veamos... Una mano, no, dos manos, no, no, dos manos y una pierna. Eh... Todo —pensó Anon mientras una sonrisa maligna aparecía en su rostro.
No puede matarlos según las reglas de la academia, pero puede golpearlos realmente mal.