—La gran madre... —Empezó a quitarse la ropa inmediatamente.
—Se quitó la túnica blanca de su cuerpo mientras se revelaba su figura hermosa y seductora.
—Dos gigantescos pechos rebotando y unas enormes nalgas, su coño tenía pelos rubios sobre él, y sus axilas también estaban cubiertas de pelo.
Anon se sentó en la cama y observó su figura calmadamente...
—No importa cuántas folle... Esta costumbre mía de follar más simplemente no se va —pensó Anon mientras se lamía el labio superior con la lengua.
—M-Maestro... Soy La gran madre de la Casa Denver
—¿Eh...? ¿Qué dijiste? ¿Acabas de decir gran? —preguntó Anon con una expresión confusa.
—N-No... Maestro. Soy la Madre Puta de la Casa Denver y hoy estoy aquí para que mi inútil y profano coño sea follado por tu divino pene —dijo ella mientras se daba la vuelta y se inclinaba.
—Abriendo los labios de su coño y sus nalgas con los dedos, continuó...