—Sí, tu padre. Lo vi en el campo de batalla, luchando con toda su fuerza y poder. Es un hombre fuerte, créeme. Tu madre también estaba allí, y oh dios, qué figura tiene. Puedo garantizar que alguien mató a tu padre por celos de que se casó con tu madre —Anon habló, su sonrisa rezumando un retorcido sentido de placer.
—¡Solo suéltame, hijo de perra! Te mataré tan brutalmente que a tu madre le costará trabajo reconocer tu rostro —explotó Ren en furia, su ira incontenible.
—¿Por qué juegas justo en sus manos? Él quiere hacerte enojar, y tú estás haciendo exactamente eso. ¿Eres estúpido, Sir Ren? —Silk dijo con una expresión serena y controlada.
—No, él morirá, y puedo garantizarlo —dijo Ren, incapaz de controlar su rabia incluso después del consejo de Silk.
—Qué chico tan estúpido —Silk suspiró, decepcionada de la falta de compostura de Ren.
—¿Hubo una guerra? —preguntó Silk con calma.