—Ahora, ¿quién sigue? —preguntó Anon mientras miraba a las tres chicas restantes.
Un escalofrío les recorrió la espina dorsal en cuanto notaron la mirada penetrante de Anon sobre ellas. Empezaron a acercarse la una a la otra, justo como lo harían pequeños cachorros cuando presienten cualquier peligro a su alrededor.
—Continuemos con la chica chop-chop. Ven aquí, chop-chop —Anon le hizo un gesto a la chica que se cortó uno de sus dedos por orden de Anon.
—No... mis piernas... Se mueven por su cuenta. No, no quiero ir —gritó mientras sus piernas automáticamente empezaban a caminar hacia Anon, contra su voluntad.
En cuanto llegó al alcance de Anon, él inmediatamente agarró su cuello y levantó su cuerpo en el aire, justo como lo hizo con la señora encargada.
—Nooo... me ahog... me estoy ahogando —dijo mientras Anon absorbía sus recuerdos y se los devolvía.
Después de eso, dejó su cuerpo.