—Sabes lo que es, Derein. Aunque haya salvado la vida de Arturo, eso no cambia su realidad. Es un demonio, y lo acabamos de confirmar —dijo Grok, con palabras resueltas.
—Iré a hablar con él —declaró Derein al salir de la tienda, encontrándose a Anon examinando su dedo. Notó la herida en su dedo, descompuesta, pero lenta en sanar.
—No eres un demonio, ¿verdad? —preguntó Derein.
—No —respondió Anon.
—Lo sabía. El maná negativo nunca muestra efectos físicos en el cuerpo de un demonio. Entonces, ¿eres humano? —preguntó Derein con una expresión confundida.
—Al 100 % —respondió Anon.
—Entonces, ¿cómo manipulaste el maná negativo? —insistió Derein.
—No puedo revelar mis cartas así porque sí, ¿verdad? —Anon replicó con una sonrisa confiada detrás de su máscara.
Derein persistió, —¿Puedes probar a mis compañeros que no eres un demonio?
—¿Por qué debería probarle nada a nadie? El poderoso nunca necesita probarse a sí mismo ante los más débiles, ¿verdad? —Anon replicó.